El sí

Hoy desperté muy emocionada. Iba a ver al chico de mis sueños. No sé de qué hablaríamos, pero el simple hecho de saber que estaría con Marco me llenaba de felicidad.

En la mañana me mandó un mensaje diciéndome que quería ir a festejar su cumpleaños a un antro y me preguntó si lo podía acompañar. Había invitado a todos sus amigos, incluyendo a Daniela y a Diego. Yo estaba muy nerviosa y la verdad no quería ir. Él insistió, y acepté.

Pasó por mí a mi casa y dijo que a todos los demás los veríamos en el antro. Todo el camino nos la pasamos callados hasta llegar al dichoso lugar. Ya estaban todos reunidos y solo nos esperaban a nosotros para pedir una mesa.

Empezó el ambiente. Danny estaba tranquila, aunque un poco seria. Todos estábamos bailando y cotorreando. Así se nos pasaron cuatro horas. El DJ nos pidió que le cantáramos las mañanitas al cumpleañero, pero antes que nada dijo que Marco nos tenía una sorpresa y quería que yo pasara al frente. Al escuchar eso me quedé en blanco y ni los tragos que tomé me habían mareado tanto como las palabras del chico que decían  que pasara a la pista.

Estando ahí en medio, enfrente de los amigos de Marco y sintiendo la mirada de todos sobre mí, llegó Marco con una rosa. Dijo que lo que haría lo estaba deseando desde hace mucho tiempo y que si realmente éramos sus amigos lo comprenderíamos y no lo juzgaríamos. Me abrazó y me dio un beso, yo le correspondí. Era el momento perfecto. No me importó quiénes estuvieran ahí ni siquiera Daniela. Fue el momento más hermoso de toda la noche. Ese beso lo soñaba desde que su mirada y la mía se encontraron por primera vez. No sé cuanto duró ese beso y la verdad no me di cuenta del tiempo. Solo sabía que me sentía segura estando en sus brazos. De pronto todos sus amigos empezaron a gritar “Que anden, que anden” y entre esas voces la de Daniela y la de Diego. No podía creer lo que estaba sucediendo, pero lo más sorprendente de esa noche fue cuando Danny me abrazó y me dijo: “Es tu momento. Disfrútalo, amiga. Nunca dejaré que un chico haga que nuestra amistad termine”. Empecé a llorar y la abracé. De pronto vi que Diego y Marco conversaban y cerraban la plática con un abrazo. Para terminar el día, enfrente de todos, Marco me preguntó si quería ser su novia. Sin dudarlo contesté que sí. Este final es el principio de una historia maravillosa.